Beccaría nace dentro de una realidad de escasa sensibilización de las instituciones y de la opinión pública en España hacia las víctimas del delito y hacia el control de la victimización secundaria. El sistema jurídico-penal español presta una mayor atención al acusado que a la víctima siendo numerosos los est
udios existentes sobre el rol del acusado, sus derechos, los efectos de la sentencia, etc., en tanto que la víctima queda, por lo general, reducida a mero papel testifical y desamparada ante las consecuencias del daño de que ha sido objeto.
La filosofía de Beccaría parte, por un lado, de la premisa básica de que
cuando una persona se ve afectada por un delito debe ser objeto de ayuda individualizada y su interés no puede olvidarse centrando la atención, exclusivamente, en la asistencia y la integración social del infractor que lo ha cometido y, por otro lado, parte de la certeza de que el fenómeno criminal hay que entenderlo siempre como un drama de dos protagonistas y de que no es posible una valoración correcta de la realidad delincuencial sin hacer una integración de los factores que predisponen a una persona a convertirse en víctima con los factores desencadenantes del hecho criminal y con las variables individuales y situacionales que concurren en el mismo.
La labor preventiva que desarrolla se fundamenta en la idea de que es posible combatir activamente la criminalidad ofreciendo justicia a las víctimas y desarrollando una atenta labor informativa y divulgativa que haga más responsable la conciencia social y prevenga determinados comportamientos de los ciudadanos que puedan derivar en victimizaciones evitables.
